Industria, comercio y medio ambiente
Un reciente informe de Ministerio de Medio Ambiente nos ha dejado el dato de que la Región de Murcia es la segunda Comunidad Autónoma con el mayor volumen de residuos industriales vertidos a las aguas marinas. Si tenemos en cuenta que la longitud de nuestras costas es relativamente pequeña, en relación a otras comunidades, la noticia aún adquiere una dimensión más preocupante. Aunque también es cierto que en la última decada la calidad de las aguas marinas regionales ha mejorado.
Durante los últimos años, el motor del crecimeinto económico de la Región ha sido la construcción y todos los subsectores que gravitan a su altrededor. Lo peor, como todos sabemos, es que su protagonismo ha sido tan excesivo , que ahora los índices de paro se han disparado de una forma alarmante. Incluso en Cartagena, a la que se le asignaba una menor dependencia de la actividad constructora, se está sufriendo severamente la caída del empleo. Todos los sectores sociales regionales coinciden, también desde UPyD de la Región de Murcia lo hacemos, en que es imprescindible un cambio de modelo productivo que se apoye más en otros sectores distintos a la construcción. Y el sector que más valor añadido aporta es la industria. Si bien es cierto que existen polos industriales de envergadura , como el Valle de Escombreras en Cartagena, es necesario un incremento del sector en la Región.
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Para ello la habilitación de nuevos Polígonos Industriales ofrecidos por el Estado, con la colaboración de la Comunidad Autónoma y los Ayuntamientos, es un elemento inicial de vital importancia para la reactivación del sector. Pero esta intensificación necesaria de la actividad industrial debe caminar en paralelo, retomando el dato inicial sobre los vertidos en las aguas marinas, con un mayor respeto al medio ambiente y la sostenibilidad. Y para eso es preciso la inversión por parte de las empresas en la mejora de tecnologías productivas que propicien procesos “limpios”, y que las distintas Administraciones Públicas competentes incrementen el régimen de vigilancia, control e inspección para asegurar que se cumplen de modo estricto las normativas vigentes en lo relativo a vertidos y desechos industriales, en especial a las aguas marinas. En UPyD ya lo hemos demandado en una reciente nota de prensa.
Un mayor desarrollo de la actividad industrial, debe llevar adosado unas infraestructuras que permitan unos eficientes transporte y comercialización de los bienes producidos. Y aquí aparece el tráfico marítimo de marcancias, como una circunstancia que en la Región, y concretamente a traves del Puerto de Cartagena, deben revalorizarse.
Un tráfico marítimo de mercancias que tiene en el transporte de contenedores uno de sus puntos esenciales. El proyecto para la construcción de una terminal de contenedores en la zona del Gorguel, que propone la Autoridad Portuaria del Puerto de Cartagena, ha levantado apoyos y críticas. Éstas últimas vienen motivadas por el impacto ambiental que podría producir una infraestructura de esas dimensiones, que estaría ubicada a un kilómetro de la bahia de Portmán, cuya regeneración sigue pendiente después de más de 40 años de actividad minera. Sendos informes de expertos de las Universidades de Murcia y de la Politécnica de Cartagena desaconsejan el puerto de contenedores por su fuerte impacto ambiental. En cambio, la Autoridad Portuaria opina que será un ” puerto limpio”, al ser origen y destino de contenedores y no de otro tipo de productos, y que creará casi 2.000 puestos de trabajo directos y dinamizará la econonía de toda la Región y, por supeusto, de Cartagena y La Unión.
Si los informes preceptivos del organismo de Puertos de Estado, resultan finalmente favorables a la construcción, estableciendo todos los parámetros necesarios para asegurar el menor impacto ambiental, su construcción debería efectuarse. Eso sí, asegurando las infraestructuras adicionales necesarias que asegurasen su buen funcionamiento y operatividad.
Si queremos ser realistas y consecuentes, debemos asumir obras de este tipo, que sí pueden suponer un cambio de rumbo en los sectores productivos en la Región, junto a una mayor actividad industrial. Un cambio imprescindible para asegurarnos que, en un futuro, una nueva crisis económica no nos golpee con la virulencia con la que lo hace la que actualmente padecemos.
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